Polarización y toma de decisiones racionales

Polarización y toma de decisiones racionales

Por Carolina Fernández Blanco

10 de octubre de 2024

La polarización extrema es un fenómeno que se ha convertido en parte de la vida cotidiana del mundo entero y en muy diversos contextos. Se trata de un modo de debate público en el que cada antagonista descalifica a su oponente y a sus ideas hasta convertirlo en “enemigo”.

Al igual que otros fenómenos que encuentran un nido de crecimiento en las redes sociales, la polarización parece haber llegado para quedarse. También los medios de comunicación tradicionales y las discusiones interpersonales sobre casi cualquier tema de interés público se encuentran, cada vez más, determinados por esta modalidad de intercambio.

En estos contextos, la toma de decisiones está muchas veces obturada y, en los casos en los que se arriba a una decisión, el proceso de comprensión de los problemas por el que se llega a esa determinación suele ser deficitario. El antagonismo impide con frecuencia la aceptación de argumentos intermedios e incluso incentiva al silencio a quienes no se encuentran en las posiciones extremas. Son escenarios que incentivan la aparición de falacias argumentativas y en los que aumentan los sesgos en la toma de decisiones, entre otros, el de confirmación. De este modo, se impide la admisión de que pueden existir buenas “razones” en la idea contraria y la solución a la que se llega (si es que se llega a alguna) suele ser menos eficaz porque las posibilidades de aceptación de otros mecanismos o razones tienen líneas rojas, generalmente ideológicas, que ninguna de las dos facciones está dispuesta a cruzar y que suelen no vincularse con los resultados esperados con la decisión. Estas desventajas de la polarización son solo un pequeño puñado de una larga lista posible.

El fenómeno de la polarización se ha instalado no solo a nivel macro sino también en situaciones que quedan fuera del espacio público general, y que se presentan en ámbitos de menor o nula exposición pública. Así, cada vez más en el seno de una empresa, de un colegio o de otras instituciones en las que interactuamos cotidianamente, las posiciones tienden a polarizarse, lo mismo ocurre a un nivel intermedio (público-privado) como el conflicto entre una industria y los vecinos inmediatos o entre un grupo de vecinos frente a la toma de una decisión en su comunidad.

La impresión cuando se instala una situación de polarización es ciertamente abrumadora para quienes entendemos que es un mal entorno para la discusión y la toma de decisiones. Además, genera la sensación de que no hay caminos posibles para que las posiciones discutan racionalmente. Sin embargo, se trata de una percepción equivocada, pues hay vías para moderar su impacto.

En primer lugar, debe abandonarse la idea de que no se puede intervenir para templar estas situaciones. Existen metodologías que permiten mitigar antagonismos y encontrar puntos en común. Las mejoras pueden ir desde generar una mejor calidad del disenso, como un primer umbral de optimización, hasta conseguir un diálogo racional y constructivo y, en el mejor de los casos, lograr puntos de consenso genuinos (no transaccionales). Lo que resulta innegable es que se necesita una intervención proactiva para que estas situaciones se moderen, mejoren o desaparezcan. Nada indica que vayan a disiparse espontáneamente sino todo lo contrario: pareciera que su curso natural tiende a exacerbarlas.

En segundo lugar, resulta prioritaria la intervención en la polarización extrema, pues se trata de un problema que, por lo general, no puede ser abordado en fases más avanzadas de las discusiones. Por el contrario, para que el proceso de toma de decisiones mejore en su calidad debe emprenderse la mitigación de la polarización extrema y cuanto antes mejor, ya que  la propia dinámica de la polarización tiende a reproducir e incrementar sus características. Proyecto Disonante cuenta con metodologías y programas adaptables a diversas situaciones para lograr esta mejora epistémica.

Finalmente, es necesario un ejercicio de prevención de la polarización. La educación en la deliberación es un camino que merece explorarse. Se trata de estimular un modelo de intercambio de ideas y de toma de decisiones colectivas para conseguir una relación dialógica. El principal propósito es fortalecer el proceso de conocimiento por el que se llega a la decisión. Pero deliberar no es sencillo en ciertos ámbitos. Sin embargo, es algo que hacemos con frecuencia aunque no somos siempre conscientes de que lo estamos haciendo. Por  ejemplo , cuando evaluamos con un grupo de amigos la mejor alternativa para hacer planes para el fin de semana y tomamos en cuenta el clima, la presencia de una amiga vegana, la dificultad de otro amigo para movilizarse porque no tiene auto propio, etcétera. En otros ámbitos, especialmente en la vida pública, la toma de decisiones flexibles y razonadas parece estar vedada o al menos es muy difícil de conseguir, y cada vez es más natural el escenario de polarización.

En Proyecto Disonante proponemos capacitaciones para la deliberación como modelo preventivo de la polarización y optimización de la toma de decisiones colectivas, capacitaciones para líderes que deben lidiar con situaciones en las que el diálogo está obturado e  intervenciones directas en escenarios altamente polarizados para mejorar la calidad del disenso, alcanzar el diálogo racional o el consenso.

 

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